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Washington y Pekín se acusan de violaciones a su soberanía. Han derribado cuatro.
La violación del espacio aéreo de Estados Unidos y de China, a través de globos y otros objetos voladores con tecnología espía, se convirtió en un nuevo frente de batalla entre las dos superpotencias mundiales que, como es costumbre, se acusan mutuamente de haber comenzado con la práctica ilegal.
La crisis se hizo pública el 4 de febrero pasado cuando Washington ordenó derribar el primero de estos dispositivos de espionaje, con un F-22 frente a la costa de Carolina del Sur. Pekín, de inmediato, aceptó que le pertenecía a su Gobierno, pero aseguró que tenía fines civiles.
Desde entonces se han derribado otros artefactos de este tipo que volaban sobre Estados Unidos y Canadá, aunque China solo ha admitido que el primero era suyo. En total van 4 de estos globos detectados y caídos –uno de ellos en Canadá–, a lo que la administración de Xi Jinping respondió este lunes que supuestamente su soberanía aérea también habría sido violada por este tipo de objetos.
Incluso, este fin de semana los medios estatales chinos informaron de que se había avistado un objeto volador no identificado frente a la costa este del país, y que el Ejército se estaba preparando para derribarlo.
Pero Pekín se negó este lunes a profundizar esa información y se limitó a remitir a los periodistas al Ministerio de Defensa, que no respondió a las preguntas de AFP. Pero el gobierno sí acusó a Estados Unidos de enviar más de 10 globos espías a su espacio aéreo desde enero de 2022.
“No es raro que Estados Unidos entre ilegalmente en el espacio aéreo de otros países”, dijo a la prensa el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Wang Wenbin.
“Solo en el último año, globos estadounidenses han sobrevolado China más de diez veces sin autorización alguna”, agregó.
Preguntado sobre cómo respondió China a esas supuestas incursiones, Wang dijo que la “gestión por parte de Pekín fue responsable y profesional”.
En todo caso, la Casa Blanca y el Departamento de Estado respondieron que lo denunciado por China son afirmaciones “falsas” y acusaron a esa potencia de “intentar limitar los daños” provocados por su “programa de globos espía”.
Los otros derribos
Si bien todo comenzó con el derribo del 4 de febrero, este no ha sido el único. El pasado viernes, aviones de combate estadounidenses tumbaron otro objeto frente al norte de Alaska. El artefacto carecía de sistema de propulsión o control, según las autoridades.
El sábado, además, un otro F-22 estadounidense, siguiendo órdenes de la Casa Blanca y con la anuencia de Canadá, derribó un “objeto aerotransportado a gran altitud” sobre el territorio canadiense de Yukón, a unos 160 kilómetros de la frontera con Estados Unidos. Era considerado una amenaza para la aviación civil.
De hecho, Canadá lo describió como cilíndrico y más pequeño que el primer globo, aunque no se aclaró si su origen también era chino.
Y este domingo, según confirmó el Pentágono, el presidente Joe Biden ordenó derribar “por precaución” otro objeto sobre el lago Hurón. El aparato fue descrito como una estructura octogonal de la que colgaban cuerdas y presentaba un riesgo para la aviación civil al volar a unos 6.000 metros de altitud.
Por ahora, el Pentágono dijo que ninguno de los cuatro objetos aparecía armado o representaba una amenaza de ataque. No obstante, todo esto parece ser parte de un programa espía chino, por lo que la defensa aérea estadounidense hizo ajustes a sus sistemas de radar para tener la capacidad de detectar objetos más pequeños y lentos en la atmósfera. La novel va para largo.
FUENTE: EL COLOMBIANO
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