Alimentos imparables: el sector que más han subido de precios en 2022

La alta inflación es jalonada por las variaciones de los alimentos, que impacta fuertemente la canasta familiar.

El Dane reveló este miércoles el más reciente informe del IPC a corte de septiembre, que se ubicó en 11,44% en su variación anual, la más alta desde 1999.

Durante el año se evidencia un fuerte aumento en los precios de los alimentos, el principal jalonador de la inflación en Colombia, y con fuerte relación con la canasta básica familiar.

“En términos de alimentos vimos incrementos asociados a frutas frescas, pero también a rubros de la canasta familiar como lo es el arroz, los huevos y nuevamente vemos presiones recientes en términos de la carne de cerdo y de res. Incluso el pescado. A esto también se está sumando el hecho de que varios elementos procesados nuevamente están exhibiendo nuevas presiones al alza, ese es el caso por ejemplo del pan”, señaló tras el informe Jackeline Piraján, economista de Scotiabank Colpatria.

Según la experta, esas presiones alcista concentradas en los alimentos tienen un mayor impacto sobre las personas de bajos ingresos y de ingresos vulnerables.

“Lo que podemos destacar es que si bien en el promedio nacional la inflación está sobre el 11.44 %, para las personas más vulnerables esa inflación supera el 13 %”, manifestó Piraján.

Según el Dane, en septiembre de 2022 la variación anual del IPC se explicó principalmente por el comportamiento de las subclases de cebolla (105,72%) y arracacha, ñame y otros tubérculos (80,27%).

Al otro extremo, los menores incrementos de precio se reportaron en las subclases panela cruda (2,83%), concentrados para preparar refrescos (3,68%) y bebidas energizantes y a base de arroz, soya, coco y similares (6,46%).

Vivienda, otro sector con fuertes alzas

En términos relacionados con la vivienda se observa una mayor contribución al IPC por el incremento en los precios de la energía, particularmente por lo evidenciado en Santa Marta, pero también en otras ciudades como, por ejemplo, Bogotá, cuyas tarifas de cobros se siguen incrementando.

En cuanto a los gastos de alojamiento también se observa que los arrendamientos están creciendo más de lo que lo hacían en un septiembre normal previo a la pandemia.

“Con esto entramos en la recta final del año en la que esperamos que la inflación se mantenga cerca del 11.5 % o 12 % y eso genera un piso para las negociaciones del salario mínimo. De cara a 2023 estamos esperando que las presiones inflacionarias se mantengan altas en la primera parte del año y que posteriormente en el segundo semestre empecemos a ver algo de moderaciones en estas tasas de inflación. Por el momento este resultado implica que el Banco de la República debe seguir subiendo sus tasas de interés, probablemente vamos a volver a ver algún movimiento en la reunión de octubre y esto se transmitiría hacia futuro a mayores costos en el endeudamiento de los hogares, pero talvez, eventualmente también a mayores remuneraciones de los depósitos de ahorro de los usuarios del sistema financiero”, concluyó Piraján.

Fuente: PORTAFOLIO

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